Este domingo, se conmemoran los 60 años de Mafalda, la entrañable niña que se ha convertido en un símbolo atemporal, cuyo ingenio sigue siendo tan relevante como el día de su primera aparición, el 29 de septiembre de 1964. El escritor Umberto Eco, uno de sus admiradores más ilustres, la llamó la “heroína de nuestro tiempo”, y su vigencia se mantiene intacta a través de las décadas.

Mafalda debutó en la revista semanal Primera Plana, nacida de una serie de tiras rechazadas para una campaña publicitaria que nunca se concretó. De ese fallido proyecto emergió una niña con ideas progresistas, rebelde y feminista, creada por el genial Joaquín Salvador Lavado, conocido como Quino. El propio Quino señalaba que el contexto en el que surgió Mafalda tiene “paralelismos inquietantes con la actualidad por los desastres que sigue cometiendo el ser humano”.

Tan solo seis meses después de su aparición inicial, Mafalda comenzó a publicarse diariamente en el periódico El Mundo. Su popularidad se consolidó con la publicación de su primer álbum en la Navidad de 1966, el cual se agotó en tan solo dos días, una muestra del impacto inmediato que tuvo entre los lectores.

En sus primeras tiras, los personajes principales eran solo Mafalda y su padre. Sin embargo, Quino fue enriqueciendo el universo de la tira cómica con la introducción de personajes que se volvieron icónicos por derecho propio: Felipe, con su carácter soñador y distraído; Manolito, obsesionado con los negocios; Susanita, con su anhelo de ser madre; Miguelito, con su peculiar forma de ver el mundo; y Guille, el hermano pequeño de Mafalda. Este grupo de niños, en muchos aspectos, mostraba una profundidad y sabiduría que a menudo superaba la de los adultos.

El legado de Mafalda traspasó fronteras cuando, en 1969, llegó a Italia de la mano de Umberto Eco. El renombrado intelectual no solo editó un libro con las tiras de Mafalda, sino que en su presentación subrayó la importancia de tratar al personaje como una figura real, dada la influencia que ejercía en la formación de nuevas generaciones.

Gabriel García Márquez, otro gran admirador de la obra de Quino, afirmó que las tiras de Mafalda demostraban que “los niños son los depositarios de la sabiduría”, y lamentaba cómo, al crecer, muchas personas pierden ese sentido innato de lo que realmente importa, enredados en las preocupaciones de la vida adulta.

Mafalda hizo su debut en la revista semanal ‘Primera Plana’

En 1970, las aventuras de Mafalda llegaron a España gracias a Esther Tusquets y la editorial Lumen. La colección completa de las viñetas fue distribuida tanto en España como en buena parte de América Latina. En Argentina, Ediciones de la Flor fue la encargada de publicar sus obras, consolidando el éxito de la tira cómica en su país de origen y más allá.

A lo largo de casi una década, Quino produjo cerca de 2.000 tiras de Mafalda, las cuales se tradujeron a más de 20 idiomas. Aunque en 1973 decidió poner fin a las historias de la pequeña filósofa al sentir que empezaba a repetirse, el personaje continúa vivo en el imaginario colectivo de varias generaciones. El reconocimiento a Quino culminó en 2014, cuando fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, un tributo al legado cultural y social que Mafalda sigue representando hasta hoy.

Mafalda sigue siendo ese espejo crítico de la sociedad, una voz de razón y cuestionamiento que, seis décadas después, continúa resonando con fuerza.